escribo poesía porque
hay un montón de cosas que
no se decir con mi cuerpa,
porque, quizás como una obsesión
algo así como un toc,
igual que
no poder escuchar el volumen en impar,
agarrar valerinas de esas amarillas,
tender la cama todos los días
y lavar las sábanas con lavandina una vez por semana (siempre sábado o domingo),
o pasar por debajo de una escalera,
como todo eso que necesito porque
sino explota mi mundo,
escribo poesía
porque
no sea cosa que,
¡ay lo que no puedo poner en palabras!
mirá si algo explota de verdad.